Roberto Baggio sería el autor de ambos tantos, y desde ese partido, en el hombre decisivo de Italia y uno de los mejores del Mundial. Durante la primera fase del torneo, Alessandro Altobelli se erigió en la gran figura italiana al ser el autor de todos los tantos italianos. Roberto Mancini anotaría un tanto que serviría para que Italia empatase por 1-1 frente a los anfitriones, Gianluca Vialli otro que serviría para vencer por 1-0 a la vigente subcampeona de Europa, España, y Alessandro Altobelli y Luigi De Agostini certificaban el 2-0 para vencer a la selección nórdica. En los octavos de final, la «squadra azzurra» se enfrentó a la selección nigeriana, a la que vencería en la prórroga, tras empatar 1-1 en el tiempo reglamentario, gracias a un penalti en el minuto 100 de partido. En cuartos de final, Brasil se enfrentó a Holanda. Se repondría frente a Japón con una gran goleada de 4 – 0 el 2 de julio de 1999 con goles Roque Santa Cruz y el Peque Benítez, ambos en dos oportunidades, y derrotaría finalmente a Perú en el último encuentro por 1 a 0 en una noche de neblina el día 5 de julio de 1999, nuevamente con el gol de Santa Cruz, faltando solo 3 minutos para el final, terminando primero en el grupo A con 7 puntos.
Al estar este también igualado entre las cuatro selecciones, se pasaría al siguiente criterio de desempate, el número de goles a favor. Además recibió el apoyo masivo del valencianismo que, pese a haber descendido de categoría, casi duplicó el número de abonados pasando de 16.000 a 30.000 abonados. El grupo acabó siendo el más igualado de la primera fase, y los cuatro equipos finalizaron empatados a 4 puntos, con el mismo número de victorias, empates y derrotas, por lo que hubo de decidir el orden para ver qué tres selecciones accedían a los octavos de final mediante el «goal-average». Al término de la primera fase, en la que la selección colombiana cayó eliminada del torneo tras perder en el decisivo partido frente a la selección estadounidense por 2-1 merced a un autogol de Andrés Escobar. Filipinas disputó su primer partido internacional en los Juegos del Lejano Oriente de 1913 venciendo 2-1 a China y consiguiendo su primer título en dicha competición.
En el partido por el tercer puesto, Italia venció por 2-1 a la selección inglesa con goles de Baggio y Schillaci y regresó al podio Mundialista, y Schillaci recibió la Bota de Oro como máximo realizador con 6 tantos y el Balón de Oro como jugador más destacado del torneo. El jugador más destacado de Brasil fue el atacante Roberto Rivelino quien consiguió anotar tres goles para la selección. Los cuartos de final les llevaría a enfrentarse a una de sus viejas rivales, la selección española, con la que mantuvo grandes duelos en décadas pasadas, en especial en el Mundial de 1934. Sesenta años después, las viejas heridas se abrirían por lo que estaba por acontecer en el encuentro. En ellas, los soviéticos hicieron gala de su gran fortaleza, y se impusieron a los del Mediterráneo por un 2-0 que les llevó a la final la cual perdieron frente a la selección neerlandesa de los Ronald Koeman, Frank Rijkaard, Ruud Gullit, y Marco van Basten, una de las mejores generaciones que asombraron al mundo, y en especial a Italia, en cuyos clubes militaban algunos de ellos. Una decepción como hacía tiempo que no se vivía en Italia, debido en especial a la gran participación del anterior Mundial, del que había ganas de resarcirse, y por contar con una de las mejores generaciones de futbolistas que dio el país.
Desglosando las actuaciones italianas, no empezarían con buen pie el Mundial, tras caer derrotados por 0-1 frente a los irlandeses. Otras actuaciones destacadas son los subcampeonatos de las Copas América de Ecuador 1993 y Colombia 2001, competición en la que participó en calidad de invitado, precisamente desde la edición de 1993 hasta 2016. Además, la FIFA la distingue como la selección que más competiciones oficiales ha disputado en la historia con diez. ↑ En la historia de los enfrentamientos el resultado de 5-0, conocido como una «manita», posee un especial significado. Cabe destacar, que nunca en la historia de una gran competición fue necesario acudir a un criterio tan alto para dilucidar un desempate. 3 resultados que situaban a Italia en las semifinales de la competición donde habría de enfrentarse a la selección soviética, en la que sería la última aparición de dicha selección en instancias importantes antes del Fin de la Unión Soviética. Italia seguía sin la suerte de cara en la competición europea, al contrario que en los Mundiales, y esta vez estuvo principalmente debida a su escaso bagaje goleador, donde tras 8 partidos, anotó únicamente 6 goles que solo sirvieron para superar a Chipre.
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